Juan 11:33 - Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
En una ocasión, un niño conversaba con su papá luego de un largo día en su colegio, al conversar, el niño preguntó lo siguiente; “Papá, es cierto que los hombres no deben llorar.?” El Papá, sorprendido por tal pregunta, respondió; “Hijo, ¿quién te dijo eso? La realidad es que hombre no es aquel que nunca llora, o que no muestra emoción o sentimiento, hombre es aquel que sabe cuando llorar, y cuando expresar su sentir hacia otros y hacia situaciones en particular. Un hombre sabe cuando reír, pero también cuando llorar. El secreto está en que las lágrimas no nos detengan, sino que estas nos impulsen hacia delante y como hombres, no nos rendiremos ante la adversidad.” Luego le dijo, “Hijo recuerda, podemos llorar siempre y cuando no nos rindamos, no aguantes tus lágrimas, pero tampoco detengas tus pies.”
Tal como el niño en la historia, hemos frecuentemente escuchado la frase “Los Hombres no Deben o Pueden llorar.” Esta frase junto a factores adicionales, ha provocado que las lágrimas y la acción de llorar sea mayormente definida como algo negativo, o como señal de debilidad o derrota. Por ende, cuando alguien llora automáticamente le preguntamos qué fue lo que le pasó, y si no lo hacemos, deducimos que algo malo deben haberle dicho o algo malo ha acontecido en su vida. Rápidamente solemos olvidar que también hay lágrimas de gozo, de sorpresa y asociadas con diferentes emociones que pueden identificarse como positivas. Claro está, esta temática depende mucho de su contexto y no pretendemos sacar la enseñanza fuera de contexto, sin embargo, bíblicamente y bajo el contexto de la porción base, las lagrimas derramadas por Jesus, las cuales han causado un amigable caos teológico, abarcan mucho más que un sentimiento, mucho más que una connotación negativa, dicen mucho más que lo que podamos pensar, y sobre todo, pueden producir lágrimas positivas en la vida de cada lector de tal historia.
Es de suma curiosidad analizar un poco sobre ese momento donde Jesus, el Maestro, el Hijo de Dios lloró. Jesus, de todas las acciones que pudo haber tomado en tal ocasión, El decidió llorar, será esta la acción esperada por Aquel que se identificó como el Mesías? No debería más bien mostrar Autoridad y Valentía tal como los Judios esperaban?. Si la sociedad dice que los hombres no deben llorar, cuanto más no esperarían de Dios mismo? Hay muchos factores que influyen en tal escenario, sin embargo, recordemos que Lazaro era conocido por Jesus y al Jesus llegar allí era imposible que siendo un Dios Omnisciente Él no pudiera notar la reacción de la gente alrededor, muchos estaban afligidos, llorando y lamentando la muerte de Lazaro. Dios es un Dios de Amor, al notar lo acontecido y también recordar Su Amor por Lazaro, Jesus lloró y también fue conmovido en Su Espíritu. Esta acción tenía varios significados ya que también fue necesario para el nuevamente mostrar su Deidad de hombre, Jesus fue cien por ciento Dios, y cien por ciento hombre durante su jornada en la tierra. El Jesús haber llorado no minimiza Su Deidad, sino que la Evidencia, todo lo que Jesus hacía tenía un Propósito, y era para seguir demostrando Quien Él era, pero también quienes podemos ser en El.
Tratando de entender un poco más el concepto de llorar en la Biblia, notemos que el llorar de Jesus no fue el mismo al de los otros presentes. La palabra utilizada para el llanto de los demás es el griego “Klaio” el cual hacía referencia a un llanto de lamento, de tristeza, donde también aquel que lloraba sentía pena o lástima por alguien. Esto hace sentido ya que ellos pensaban que Lazaro no volvería más a la vida, no sabían el milagro que estaba por acontecer. Pero al mirar el llanto de Jesus, la palabra utilizada en el griego es “Dakryo” la cual hacía referencia a derramar lágrimas. Este llanto en particular era manifestado en momentos donde las lágrimas son derramadas a causa de amor por tal persona o suceso, era un llanto más íntimo y denotaba un nivel de amor y compasión más alto, no basado en lástima, sino en relación. Jesus no sintió lástima por Lazaro, pues Él sabía que lo iba a resucitar, Jesús más bien lloró porque sabía lo que los demás estaban sintiendo, y peor aún, veía como nadie creía que Él podía Resucitar a Su Amigo. Podemos decir, Jesus lloró más por los que rodeaban a Lazaro, que por Lazaro mismo. La situación de Lazaro no era peor a la de aquellos que lo rodeaban, pues aun estando “muerto” tenía vida, más muchos presentes “con vida”, estaban espiritualmente desconectados. Es una combinación que vemos en el llanto de Jesús el cual al estudiar la traducción de su Espíritu ser conmovido profundamente, el verbo utilizado es suficientemente inclusivo para abarcar tanto la indignación como la simpatía. Jesus lloró en Amor por su amigo Lazaro, pero al mismo tiempo lloró en indignación por aquellos que no creían en que Jesus podía resucitarlo. Esto demuestra que es mejor estar en una Tumba aferrado a la Salvación, que estar Parado en la Tierra Sin Vida.
Si nos hubiera tocado presenciar tal escenario, ¿porque Jesús lloraría por nosotros? Por no haber creído en Él, o por ser aquellos que están siendo parte del Propósito de Dios, donde quizás nos toque sufrir, pero también experimentar la Resurrección. Es interesante responder tal pregunta al meditar en los diferentes escenarios donde lágrimas fueron derramadas hacia y por Cristo. Muchos sufrieron por Él, otros lo adoraron y lloraron ante su presencia, una mujer besó sus pies y los enjugó con su cabello, entre muchos otros…
En todos estos pasajes otros fueron los que derramaron las lágrimas, no Jesús. Sin embargo, sin duda hay relación entre “Jesús lloró” y Ap. 7:17, donde Juan nos dice que “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” Estas son palabras de Promesa, pero también de Esperanza. Nos tocará llorar mucho durante esta jornada, sin embargo, llegará el día donde Jesus mismo recibirá y enjugará nuestras lágrimas, producirá en nosotros la sonrisa más grande de nuestras vidas. Como diría Charles Spurgeon; “Un Jesus que nunca Lloro, nunca podría Limpiar mis Lágrimas.”
“Nunca olvidemos, Jesús Derramó Sus Lágrimas, para que al final las Nuestras sean Enjugadas.”
"Nunca olvidemos, Jesús Derramó Sus Lágrimas, para que al final las Nuestras sean Enjugadas."
Autor: Jorge Colón
theoreihub@gmail.com
2.20.2025