1 Corintios 15:58 - Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

     Un tema vital pero muy olvidado, es el tema de la consistencia. Varios historiadores y eruditos han hablado y estudiado este concepto ya que han descubierto que la consistencia es necesaria en cada área de nuestras vidas. Inclusive, somos consistentes en muchos actos de nuestra vida aun sin percatarnos, existen hábitos que hemos creado sin notarlo, mientras que hay otros que hemos creado o abandonado mientras estamos totalmente conscientes de la decisión. La decisión de ser consistentes o inconsistentes en algo es completamente una responsabilidad de nosotros mismos. Puede haber factores que influyan, pero la decisión, la determinamos nosotros. La Consistencia abarca todas las áreas de nuestra vida, pero, aun así, muchos no han descubierto su secreto el cual nos puede llevar a crear y sostener una relación con Cristo de manera exitosa.

     Para entender este secreto, podemos analizar lo siguiente, para mantener un vehículo, no es recomendado llevarlo a un taller/concesionario solo cuando se dañe, la recomendación es realizar un mantenimiento rutinario al llegar a cada cantidad de millaje necesario, nuestros cuerpos, no deben ser solo atendidos cuando se enferman o existen dolencias, lo recomendado es intentar prevenir la enfermedad y cuidar de nuestra salud aun sin tener condiciones presentes, un hogar, no es recomendado esperar a que alguna función se dañe tal como el aire acondicionado para entonces revisarlo, es necesario inspeccionarlo y cambiar los filtros al tiempo indicado. Existen tantos ejemplos que pudiéramos brindar, pero lo esencial del asunto, es que tenemos una generación que espera a sufrir una caída o experimentar algún daño, para entonces en un solo día o algún corto tiempo, pretender resolver algo que en realidad fue descuidado de hace mucho tiempo. Pretendemos resolver grandes descuidos, con pequeñas soluciones. Ignoramos al Señor por largos días, y pretendemos tener todo a nuestro favor con tan solo una oración, no leemos la Palabra por semanas, y pretendemos ponernos al día y aprender con tan solo una escuela bíblica. Claro, el primer paso es volver a Él, buscarle como no lo hemos hecho, hágalo, vuelva al Señor, pero el primer paso, también requiere los próximos pasos y su continuación. Y he aquí, donde la consistencia toca la puerta para hacer su entrada. ¿Cuántas veces la consistencia habrá tocada nuestra puerta, y aun no la hemos abierto?

     Esto nos lleva a entender que los primeros auxilios pueden ayudar y resolver en casos emergentes, pero no en descuidos de toda una vida. Nuestra generación batalla con lo profundo que ha caído, y busca resolver con una pila o inyección, lo que debieron haber mejorado con hábitos saludables. Amados, lo digo con todo temor y reverencia, no necesitamos una inyección de Cristo y Su Espíritu, necesitamos a Cristo CADA DIA de nuestras vidas, no solo cuando haya ánimo, o me sienta bien, no solo cuando haya necesidad, lo necesitamos SIEMPRE pues fuera de Él, nada podemos hacer. Dentro de un mundo hundido en la inconsistencia, Dios busca una generación que descubra el secreto de la consistencia y permanezca en él. Que no espere a caerse o sufrir para buscar a Dios, que no anhelen un día o momento con el Señor, sino que se preparen para prevenir y resistir las caídas, y que anhelen una vida con el Señor. Consistencia no se basa en un gran momento en el Señor, se basa en una vida llena del Señor. Donde El esta presente en los momentos de oración, pero también cada momento que no estamos orando. Dios no solo esta donde hay una oración, El esta donde hay una consistente relación. Donde quiera que vayamos, que el Señor diga presente en nosotros. El éxito en el cristianismo no consiste en tener un gran día en el Señor, y olvidarlo el resto, sino en establecer hábitos que resulten en una gran relación con El. ¡Hábitos de grandeza! No es decir hoy lo buscaré, es decir siempre lo buscaré. No es el acto de la búsqueda, es la frecuencia con la cual buscamos Su rostro.

     Claramente podemos ver este concepto en la vida de Moisés y el pueblo en el desierto. Moisés no hubiera podido ver Su gloria si solo lo buscaba un día o por momentos, Moisés tuvo que adentrarse en la consistencia, aún ante un pueblo inconsistente. Tal como en sus tiempos, hoy tenemos una generación inconsistente como la del desierto, un día meditaban en la ley, y al otro día formaban un becerro de oro. Un día querían la columna de fuego, y otro día solo querían volver a Egipto. Consistencia no era recitar la ley un día, era que la ley se adentrara en sus corazones y no los dejara quedarse quietos sin buscar a Dios cada día. Todo aquel que es consistente, no podrá quedarse quieto hasta poder buscar a Dios cada día de su vida. Por favor, preste ojos a lo que el Espíritu nos habla hoy, cuantas veces hemos comenzado en El y lo soltamos, cuantas veces comenzamos a crecer, leer Su Palabra, orar y luego nos detenemos, cuantas grandes oraciones hemos hecho, pero cuantos días hemos pasado sin orar, el llamado en esta hora es para volver a la consistencia. Una generación inconsistente, que cambia de opinión y fundamento cada día, necesita una Iglesia más consistente y firme que nunca. Tal como dice la Palabra, es tiempo de levantar las manos caídas, y rodillas paralizadas.

     Es interesante que aun la raíz y orígen de la palabra “consistencia” nos brinda gran luz hacia su secreto. “Consistencia,” proviene del latín "Consistere". Al desmenuzar el termino, podemos ver lo siguiente; “con” = junto o todo / “sistere” = estar fijo en un sitio / “nte” = agente. Por lo tanto, consistencia, es cuando todo se encuentra fijo y sólido en la vida de un agente. Ese agente somos nosotros, y la consistencia esta tocando nuestra puerta, para volver a una relación y búsqueda del Señor no solo de un día, sino de toda una vida. Un momento en el Señor nos puede transformar y ministrar, pero una vida en el Señor nos puede sostener y llevar hacia la Eternidad.

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