Mateo 4:3-4 - “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Es interesante notar cómo desde el principio, la humanidad siempre le ha realizado muchas preguntas a Dios. Hemos visto cómo la humanidad ha preguntado sobre la identidad, sobre el propósito, sobre los misterios, lo por venir, entre tantas otras cosas, que en realidad, aún siguen siendo cuestionadas. Si hay algo que la humanidad nunca se ha cansado de hacer, es cuestionar a Su Creador. Sin embargo, así como existen preguntas muy buenas, existen preguntas que no son tan buenas. También podemos añadir, así como existen respuestas correctas, existen respuestas incorrectas que en vez de responder la pregunta, confundirá al preguntador aún más. Es aquí donde la acción de preguntar puede resultar en algo Exitoso, como también en lo Opuesto. Al pronunciar Preguntas Necesarias, podremos encontrar Edificantes Respuestas, pero el dedicarse a Preguntas Innecesarias, podemos hundirnos en Huecas Respuestas. Esto nos lleva a reflexionar y ser muy cuidadosos con las preguntas que hacemos. El Señor nos invita a Hablarle y también Preguntarle, sin embargo, un Corazón Valiente para Preguntar, necesitará también ser un Recipiente Dispuesto hacia la Respuesta que Recibirá. Todo aquel que pregunte, necesitará estar listo para Recibir la Respuesta Necesaria, y no la Respuesta Deseada.
Meditando en el concepto de las Preguntas y Respuestas, también existe una pregunta que todos nos hemos realizado, una pregunta la cual también sucede diariamente. Al ser Creación de Dios, al vivir en cuerpos de carne, esto ha producido necesidades biológicas, tal como la necesidad de alimentar nuestro cuerpo donde antes de alimentarnos siempre correrá por nuestra mente el pensamiento basado en aquello que estamos por comer. Desde los tiempos bíblicos, como hasta hoy día, todavía nos seguimos preguntando, “Qué hemos de Comer hoy.” Notemos que en algunos casos la pregunta es basada en Necesidad, personas de escasos recursos preguntan ya que quizás no tienen suficiente, como también existen otras que preguntaran y escojeran debido a que viven en Abundancia. Sin embargo, en ambos casos, hay una decisión que tomar. De igual manera, en el ámbito espiritual, el preguntar “Qué hemos de Comer hoy,” es más importante de lo que pueda parecer, pues así como diariamente necesitamos Alimento Físico, cada día también necesitamos una Provisión Espiritual. Es muy bueno comer nuestros alimentos favoritos, pero es aún más necesario, tener un Corazón y un Alma llena, donde no Comemos por Gusto, sino por Necesidad. Así como un Cuerpo Hambriento no podrá Operar bien, un Corazón y Alma Vacía tampoco podrá Vivir Efectivamente. Hoy el Señor no solo nos recuerda la Importancia de la Provisión Espiritual, sino también la Vitalidad de Alimentarse Correctamente.
Así como nuestros cuerpos pueden ser alimentados con un sin número de opciones, en lo espiritual, nuestro Corazón y Alma recibirán aquello que pongamos por delante. Sea provisión edificante o dañina, nuestro interior lo recibirá, sea algo bueno como algo malo, nuestro interior lo recibirá. Nunca olvido una frase del campo medicinal la cual dice; “Nuestros cuerpos serán iguales a aquello con lo cual nos Alimentamos.” En el mundo espiritual sucede lo mismo, si nuestros días consisten en escuchar canciones depresivas, seremos los próximos en depresión, si nuestros días consisten en ver noticias, viviremos asustados, si solo invertimos tiempos en programas de televisión llenos de falsedad, viviremos una identidad equivocada. Aquello que miramos, aquello que escuchamos, aquello en lo que pensamos, esa es la provisión con la cual nuestros Corazones y Almas se alimentan. Tenemos que urgentemente meditar en aquello que estamos consumiendo no con nuestras Bocas, sino con nuestro Interior. Si nuestros cuerpos requieren mucho cuidado, cuanto más no lo requiere un Alma y Corazón que han sido Redimidos por la Sangre del Cordero?.
Conociendo esta necesidad fisiológica y espiritual de recibir Alimento, el enemigo no dudó en tentar a Jesus con la misma pregunta. Jesus, al ayunar por 40 días y noches, es evidente que paso hambruna, un hambre no como la que nosotros podamos pasar por varias horas o incluso días, sino que Jesus estuvo todo ese tiempo en ayunas, creando en Él una gran necesidad por Pan y Agua. Si nos cuesta ayunar varias horas un Domingo, cuánto más no debe haber costado el Ayuno realizado por Jesús?. Sin embargo, aun con tal necesidad, Jesús le dio prioridad a lo Espiritual. El propósito del Ayuno, era prepararse para Su Misión, vaciarse de todo aquello que impidiera, para poder llenarse de lo Necesario. El enemigo astutamente no dejó que Jesus preguntara qué había de comer al final del ayuno, sino que se adelantó y le propuso alimento al intentar convencer a Jesús de convertir las Piedras en Pan. Cualquiera de nosotros, quizás en los zapatos de Jesus, hubiéramos cedido a tal pedido, sin embargo, Jesus dio la mejor respuesta que podemos dar, No solo de PAN (ALIMENTO FÍSICO) vivirá el hombre, sino de TODA PALABRA (PROVISIÓN ESPIRITUAL) que sale de la BOCA de Dios. Mientras el Enemigo buscó Aprovecharse del Hambre de Jesus, Jesús procuro Honrar la Voluntad de Su Padre.
Hoy día, el enemigo sigue realizándonos la misma pregunta, nos invita a alimentarnos del Pan del Mundo y no de la Palabra de Dios. Tenemos que recordar, la Voluntad del Padre siempre va por Encima de Nuestro Deseo. Inclusive, en una ocasión, Jesus mismo decía que “realizar la voluntad de Su Padre, servía como Su alimento.” Si alguien quiere recibir Provisión Espiritual, tenemos que ir a la Respuesta de Jesús ante tal tentación, Jesus reconoció que el Mejor Alimento que podía consumir además de la Voluntad de Su Padre, era la Palabra que Salía de Su Boca. Por lo tanto, una generación hambrienta como la nuestra, necesita Consumir sus Promesas, Sus Dichos, Sus Salmos, Sus Proezas, Sus Mandatos, Sus Amonestaciones, todo aquello que proviene de Su Boca. Si Jesús aun bajo un Ayuno no cedió a una Alimentación Incorrecta, nosotros como Iglesia, aun en tiempos de Sequía, no podemos Consumir los Platos de Lentejas. Así como existen alimentos procesados, muy dañinos para nuestros cuerpos, existe un sin número de hábitos, costumbres, palabras, acciones que no SACIARÁN nuestra hambre, sino que la AUMENTARÁN aun más. Un Mundo que Desmedidamente Consume el Pan, necesita una Iglesia que Efectivamente Consuma y Coseche la Provisión Espiritual. El pan del mundo, las piedras del desierto se acabaran, no son ilimitadas y producirán aún más hambre, sin embargo, tal como Jesus dijo, aquel que viene a Él, podrá Beber de una Fuente de Agua de Vida, una Fuente que nunca deja de Producir Agua.
No olvidemos de preguntar cada día; “Que Habremos de Comer Hoy,” . Sin embargo, siempre recordemos que la Respuesta ya nos ha sido Entregada. La Palabra de Dios siempre será la Mejor Provisión que podemos Consumir, el Mejor Consejo que Podemos Escuchar, y el Mejor Sendero en el cual podemos Vivir.
"La Palabra de Dios siempre será la Mejor Provisión que podemos Consumir, el Mejor Consejo que Podemos Escuchar, y el Mejor Sendero en el cual podemos Vivir"
Autor: Jorge Colón
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8.04.2025