Nehemías 4:17-18 - Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. 18 Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí
En una ocasión escuche a un doctor decir; “el daño ocasionado por la falta de movimiento y diligencia, puede ser igual o aún más peligroso que el daño de alguna enfermedad crónica.” El doctor también comentó lo siguiente, si las personas solo supieran lo dañino que es para el cuerpo el permanecer tiempos extendidos en parálisis o carencia de actividad, ellos buscarán ser más diligentes, y sobre todo más vigilantes, debido a que no sólo correrían riesgos físicos, sino también riesgos mentales. Uniendome a las palabras del doctor y utilizando la jerga de mi país, la Vagancia, esa carencia de actividad o diligencia es un gran mal que ha arropado la humanidad aun desde los tiempos bíblicos. Es necesario que como humanos nos tomemos tiempo de descanso y de reposo, pero debido a la modernización de la sociedad junto al sin número de opciones que hoy tenemos para que otros hagan nuestras tareas por nosotros, junto a muchos otros factores, esto ha producido mucha Vagancia, personas que apenas salen de sus hogares, vidas donde no hay movimiento, solo un ciclo repetitivo el cual lentamente produce estancamiento y agonía. Recordemos, las peores Enfermedades no son aquellas que se presentan como Síndromes, sino aquellas que se Disfrazan como Alivio. No podemos disfrazar una Parálisis con un Reposo, pues el Reposo tiene una fecha de expiración, pero una Parálisis, remueve el Movimiento por completo.
Continuando esta línea de pensamiento, no solo vemos el mal de la Vagancia en lo físico o medicinal, sino que en el ámbito espiritual, desde los tiempos de Nehemias ya podemos ver el ejemplo de un Pueblo Escogido, pero al mismo tiempo Paralizado. Recordemos, una Promesa no nos Mueve hacia ella, una Promesa más bien nos dice hacia el Objetivo al cual debemos movernos. Esto sucedió con el pueblo de Israel para los tiempos de la reconstrucción del templo y de los muros. Invirtieron tanto tiempo meditando en la gloria del templo del ayer, en sus altas espirituales, que no encontraron cómo usar sus fuerzas para la reconstrucción. Se aferraron a diversas excusas para no poner sus manos a la obra. El pueblo de Israel había perdido su pasión, su diligencia, y sobre todo su vigilancia. Se les había olvidado el mandato de Dios a Abraham al decirle que luego de pecar su rostro sudaría a causa de su ardua labor. No fue hasta que recibieron la amonestación y palabras de aliento, que entonces decidieron levantar las Manos Caídas y las Rodillas Paralizadas. Hoy, todavía tenemos creyentes con Manos Caídas y Rodillas Paralizadas, esperando una palabra de aliento para volver a levantarse. Tal como la Palabra nos dice; la Mies sigue siendo Mucha, mas los obreros cada vez son Menos. No nos ha tocado vivir una Generación Diligente, sino una Durmiente, que prefiere lamentarse y que otros hagan su labor, mientras ella solo espera desde las bancas. El mismo Dios de los tiempos de la Reedificación nos recuerda que así como hubo Muros que Levantar y un Templo por Edificar, todavía hay una Comisión por Predicar, un Legado por Sembrar, y un Reino por Anunciar. Mientras que la Vagancia busca Detener el Llamado de la Iglesia, la Diligencia no dejará que Su Llama se Apague.
Era necesario que el pueblo lograra no solo ser Diligente, sino que mientras edificaban debían ser efectivos y estar al tanto de la oposición. Para ello, ellos comenzaron a Trabajar con una Mano, mientras que en la Otra tenían sus Espadas. Esto serviria como Señal de que así como TRABAJABAN, tampoco dejaban de VIGILAR y estar al tanto de la oposición. Estas dos acciones en particular que el pueblo comenzó a manifestar durante este tiempo de edificación son dignas de admirar y aplicar a nuestras vidas. Pues la realidad es que si un Obrero quiere ser Efectivo, no solo necesita la Diligencia, sino también la Vigilancia, ya que siempre habrá Aves buscando Alimentarse de la Vida de nuestro Llamado.
Al mantener sus Herramientas de Trabajo en una de sus manos, el Pueblo demostró su aceptación de la Diligencia. Ahora, al haber recibido aliento y Palabra de Jehová, estuvieron determinados a terminar lo que un día fue derribado, con la esperanza de no solo reconstruirlo, sino ser recipientes de una Gloria Postrera y Mayor que la Primera. Si el resultado de tal Obra sería Mayor que la Primera, la Labor de los Edificantes tenía que ser aún más Diligente. Muchas veces anhelamos resultados diferentes y mejores mientras permanecemos trabajando con el mismo esmero. Tenemos que recordar, resultados diferentes exigen estrategias diferentes, orar solo 5 minutos no nos llevará a una Gloria Postrera, tendrá que llegar el día donde ese tiempo de oración aumente. Así como el Pueblo, la Promesa había sido dada, pero la Diligencia tenía que ser abrazada, Dios buscaba un Pueblo Oyente de la Promesa, pero Diligente hacia la misma. El llamado de Dios sobre nosotros no caduca, no es un templo lo que hoy construimos, sino que vivimos una Comisión que requiere toda nuestra vida, ya sea hasta cuando El venga por nosotros, o hasta que nosotros vayamos a Él. Un Mundo Dormido en la Vagancia, necesita una Iglesia Viva en la Diligencia.
Tampoco podemos pasar por alto la segunda mano de los edificantes, pues es impresionante que hayan podido trabajar con una mano mientras que con la otra, no dejaban de Cargar su Espada. Reconociendo la oposición, aquellos que querían detener la obra desde afuera, era necesario que tuvieran lo necesario para defenderse en caso de que fueran atacados. Quizás estas espadas eran pesadas, o podría ser mucho más fácil trabajar con ambas y no solo una, sin embargo, para ellos, la Vigilancia fue tan importante que la Diligencia. De nada valía que trabajaran con sus dos manos y no pudieran defenderse del enemigo externo. Ellos pudieron haberse enfocado solo en edificar y no vigilar, es ahí donde veo un gran problema de nuestra generación. Muchas veces nos enfocamos en seguir Trabajando hasta terminar, sin identificar posibles amenazas tanto internas como externas que pueden estar cerca de dar muerte a la obra. Estas amenazas requieren el uso de una Espada, para que así la Obra no se detenga, pero tampoco el edificante sea derribado. Cuántas veces no hemos visto Ministros y Líderes trabajar sin cesar hasta que un día son derribados por una amenaza aún durante su Servicio Ministerial, cuantas veces no hemos visto personas muy activas ser derribadas. Esto es debido a que su Servicio fue la Prioridad, más no la Vigilancia ante la Oposición. Tenemos que hoy preguntar y reflexionar, ¿qué hay en nuestras manos? Que hay en las manos de todo Edificante? ¿Qué hemos hecho con el tiempo que el Señor nos ha regalado? Todo Edificante tendrá el Reto de tener sus dos Manos ocupadas, una para trabajar, y la otra para vigilar. Nuestras Manos fueron creadas para Adorar a Dios, pero también para Servir para El.
Un Mundo Derribado por el Descuido, necesita una Iglesia Activa, pero también en Vigilancia.
"Mientras que la Vagancia busca Detener el Llamado de la Iglesia, la Diligencia no dejará que Su Llama se Apague"
Autor: Jorge Colón
theoreihub@gmail.com
7.30.2025